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Cuando tenía 14 años, vi en un programa de viajes de tv, un lugar llamado Halong Bay, que en ese entonces, aún no era explorado por el turismo. Recuerdo haber quedado tan maravillada por la belleza de ese lugar como sacado de una película, que ahí mismo en el living de mi casa, me propuse verlo, fotografiarlo, olerlo y navegarlo (algún día)…
18 años después, llegó ese algún día.
Y la noche antes costó dormir.
Y horas antes le apretaba la pierna a mi amado.
Llegamos. Ahí frente a mis ojos está Halong. Nublada, pero no mi fe.
Deseaba con tanta fuerza conocer a Halong Bay en sus mejores días. Con sol la bahía se viste de azul y yo soñaba con ver ese lugar brillante de luz y con la gama más amplia de azules y verdes, por lo que mis expectativas eran altísimas (y eso no es tan bueno).
Pasaron un par de horas entre que nos trasladaron al barquito, nos hablaron de las actividades, trago de cortesía y nos ubicaron en nuestra habitación «SuiteBañoIncreíbleBalcónPrivado».
Mientras arrasábamos con todo lo de la mesa en pleno almuerzo, se podía comenzar a apreciar un incipiente azulado desde el exterior. Me disculpé con el resto de los comensales por pararme de la mesa en plena comida, pero mi camara, Halong y yo teníamos una cita pendiente: juntarnos en plena bahía cuando saliera el sol.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1063″ img_size=»full» alignment=»center»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

Y ahí figuraba yo, disparando con mi cámara y navegando ese lugar soñado, en un barco preciosísimo y con copa de vino chileno en mano…Qué mas?!!
Después de la cita, nos fuimos a ver una cueva impresionante, era enorme y tan profunda que deberia ser la octava maravilla del mundo.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1072″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Y después, por si fuera poco, cerraríamos el día y comenzaríamos la noche andando en kayak al atardecer. Un sueño![/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

No sabría cómo describir las sensaciones de estar en ese lugar tan hermoso y gigantesco. Me sentí (y me sigo sientiendo) la mujer más afortunada del mundo.
Regresamos al barco y cuando aún no alcanzó a abrirse el apetito, nos enchufaron una cena que estaba muy buena, abundante y variada, como todas las comidas.
Comida + Vinito + A unos pasos la cama = A Dormir!
Creo que hace unos 25 años que no me dormía antes de las 10 de la noche.
Al día siguiente, estaba despierta y feliz a las 6 am. lista para mi próximo encuentro con Halong, esta vez al amanecer, y a dos metros de mi cama…en nuestro balcón privado!!
Esta vez, la bella bahía del dragón vestía un traje gris y se veía misteriosa, pero serena.
Después de un buen desayuno, nos llevaron a una granja de cultivo de perlas que al menos para nosotros estuvo de más. Hubiésemos preferido quedarnos en la terraza del barco apreciando el paisaje y contemplando cómo la bahía se teñía de azul, al igual que ayer.
La tarde se venía muy entretenida y activa, con una cicletada en una isla y caminata por la jungla vietnamita.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1066″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

Todavía ni almorzábamos y ya habíamos hecho todas esas cosas. Ahora sí, con hambre, nos fuimos en nuestro minicrucerito a otra isla donde nos esperaban nuestras cabañitas con playa privada.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1067″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

Parece que estuviera exagerando pero les juro que así de Rock Star era la cosa.
El paisaje parecía pintado por Dalí, y así de surrealista era…

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1068″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][vc_single_image image=»1069″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]En la tarde sólo algunos fuimos a Monkey Island, una isla que prometía muchos monos.
Y sí, habían monos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=»1070″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][vc_single_image image=»1071″ img_size=»full» alignment=»center» onclick=»link_image»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]

 Pero unos 10 minutos después que pisamos la isla, SU isla, se pusieron raros, agresivos y al parecer no estaban nada felices con nuestra presencia. A mi me tironeó un no muy amistoso primate y acto seguido, me salta a la altura de mi cara como intentando quitarme mi cámara de fotos. Otro mordió a mi marido en la pierna, pero por suerte sobre el pantalón, asi que fue superficial. La guinda de la torta fue que un alemanote bien macho, moreno y fornido, terminó corriendo/gritando como niñita perseguido por 3 monos (y terminó en el agua)
Nos fuimos de ahí, o mejor dicho, nos echaron!
Así que volvimos a la islita donde nos esperaba nuestro asado buffet con botella -esta vez de vinito chileno- en la playa donde cerraríamos nuestro 2do hermoso día en Halong Bay. Se armó una fogata, y a la luz del fuego alegramos la velada con unas melodías en ukelele y acordeón. Hasta sacamos aplausos!
A las 11 de la noche, la isla ya estaba durmiendo.
Nuestra última mañana tuvo una carga melancólica. Nadie quería volver a la ruidosa y caótica Hanoi. Habían muchos sentimientos en juego, pero predominaba la felicidad y la gratitud. Dije para mis adentros «Gracias» mil veces mientras miraba el cielo. Gracias Halong por recibirme tan linda y luminosa y cálida. Gracias a mi misma por permitirme vivir esto, soñar y cumplir esos sueños, aunque demoren 18 o 40 años concretarlos. Y sobre todo, Gracias Diosito, por crear lugares tan cargados de magia y belleza dentro de este mundo, y por despejarme el cielo esos dos días, permitiéndome así, cumplir un sueño que hace más de una década esperaba concretar.

*Datos y consejos para el paseo por Halong Bay*

En Hanoi hay cientos de agencias de viaje. Muchas serias y muchas otras que prometen y no cumplen nada. Generalmente estas agencias truchas venden paseos misteriosamente baratos.  Lamentablemente en este tipo de tours, quien más paga, va al mejor barco, obtiene el mejor servicio, come la mejor y más abundante comida y se cumple con cada actividad al pie de la letra. Así que si lo que quieres es vivir una buena experiencia, vas a tener que aflojar un poco el bolsillo.
Los paseos son de 2 días 1 noche en el barco, cosa que no recomiendo para nada porque Halong está a 4 hrs de Hanoi y pasar un día, dormir y a la mañana sgte volver de ese lugar tan bello y perderte el 2do día que es el mejor, me parece una tontera.
Nosotros hicimos el de 3 días y 2 noches, con la 1era noche en barco y la 2da en el bungalow en esa playita para nosotros. Creo que fue suficiente, pero el lugar es tan bello, sobre todo si toca despejado, que nosotros felices nos hubiésemos quedado una 3era noche en ese paraíso.
Nuestro barco se llamaba Imperial Cruise, era uno de los más lindos de la bahía y lo ofrecen algunas agencias del Old Quarter de Hanoi.
No recordamos el nombre de la agencia pero quedaba en la pequeñita calle Ngo Guyen, cerca de la catedral y frente a una pizzeria llamada Gecko. Se ve chiquita, pero es bastante seria y nos trataron de maravilla.

Sin duda, Halong Bay es mucho más que un simple paseo, es una experiencia que se vive. Y nosotros recomendamos vivirlo, a concho.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]