Samaipata se sitúa en una acogedora planicie abrazada por hermosas montañas. Se ubica a 120 km al sudoeste de Santa Cruz de la Sierra e invita a respirar la pureza de sus 1650 metros de altitud. De hecho, en quechua, Samaipata significa «descanso en las alturas» y sin duda es un lugar ideal para soñar al aire libre, relajarse envuelto en su preciosa y verde naturaleza y disfrutar de la hospitalidad de su gente. Y allá fuimos a grabar otro capítulo de 3 Travel Bloggers para Avianca.
Su locación en los valles mesotérmicos es privilegiada ya que combina a la perfección la calidez del trópico con el fresco de las alturas pre andinas, siendo su temperatura promedio anual de 23 grados.
El viaje se realiza sobre una carretera escénica donde se disfrutan las vistas de un paisaje que se pone más hermoso a cada minuto.
Recorrer la plaza y esas callecitas angostas es lo más parecido a un viaje al pasado, donde escenas cotidianas como niños descalzos jugando son casi postales de antaño. Me fascina el tempo de los pueblos rodeados de naturaleza, donde sus habitantes caminan a otro ritmo y da la sensación que nada es urgente. Y transitar a paso de tortuga es necesario para conectar con un lugar, para observar su cotidianidad y empaparse de un ritmo que pocos lugares ofrecen.
Samaipata tiene también otro tipo de atractivos. A pocos kilómetros de distancia de esta población se encuentra uno de los monumentos arqueológicos más importantes de la época precolombina en Bolivia: El Fuerte.
Este enclave en medio de un paisaje selvático, esconde uno de los enigmas mejor guardados cuyos orígenes y mitos aún son motivo de controversia entre la comunidad arqueológica que trata de desentrañar sus misterios.
Esto ha dado lugar a numerosas hipótesis sobre sus inicios : Se cree que es la obra de la cultura amazónica pre-Incaica “Chané”, que más tarde fue utilizada también como ciudad de avanzada por los incas y finalmente por los colonizadores españoles que hicieron de ella un fuerte.
Este increíble lugar fue declarado Monumento Nacional en 1951 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998. Es la piedra tallada más grande del mundo que con figuras zoomorfas y otros labrados dan forma a un lugar ceremonial. Inicialmente en este lugar habitaban los Chiriguanos, tiempo después fueron conquistados por los Incas, quienes construyeron el Fuerte y una población en las cercanías, que después fueron conquistados por los españoles que utilizaron esta fortaleza.
El sitio es conocido popularmente como fuerte debido a que se localiza en la parte superior de una colina pero esta área no solamente está compuesta por la roca tallada, sino también por un complejo de aproximadamente 20 hectáreas de un verde intenso.
Aunque se le llame Fuerte, este lugar no fue en hecho con fines militares, sino que se cree que fue un centro ceremonial religioso construido antes de la conquista. Cerca a este lugar, los turistas también pueden apreciar las ruinas de una ciudadela Inca que se construyó justo al lado de la gran piedra de arenisca.
Y aunque no se sabe mucho sobre quienes lo hicieron, casi todos los antropólogos concuerdan que se trata de poblaciones originarias de los llanos amazónicos.
Este mágico lugar dio lugar a la comunicación del hombre con los dioses y su ubicación permitía también cumplir una función astronómica que por ende permitía descifrar los ciclos agrícolas. Algunos científicos sostienen además la teoría de que el fuerte era una plataforma de despegue de ovnis y que se utilizaba como punto de unión con sus dioses y la leyenda dice que en caballos voladores de fuego ascendían para reunirse con ellos.
Fueron muchas las cosas que aprendimos gracias a nuestro guía Iver, con quien subimos por las colinas masticando coca con stevia mientras pisábamos la historia de nuestros antepasados. Admiramos la belleza que rodeaba el fuerte en ese día precioso que nos tocó, gritamos como locos en una zona donde el eco te envuelve y sacamos muchas fotos maravillados por la naturaleza del lugar.
La construcción de El Fuerte está situada en una colina a 1.950 msnm y dividida en dos sectores: El primero está compuesto por una roca esculpida de 250 m de largo por 60 m de ancho con 1,2 hectáreas lo que lo hace el mayor petroglifo del mundo.
Esta piedra fue labrada para crear hornacinas con diseños de estilo zoomorfo (figuras de animales como serpientes, pumas, jaguares) y combinados con diseños geométricos, y zigzagueos estilo cascabel.
El segundo sector está compuesto por un área administrativa y residencial, ubicada al sur de la gran roca tallada, y tiene varias hectáreas.
Solo en épocas posteriores el sitio fue ocupado por los incas, de hecho, como mencioné anteriormente, se pueden ver las ruinas que se construyeron en su momento de máxima expansión, que fue cuando sobrepusieron misteriosas decoraciones en sus propios estilos, con sus metafóricos y únicos significados.
De hecho, «El fuerte» es único por la síntesis de edificaciones de tres culturas: Chanés, Inca y Española.
La importancia de preservar El Fuerte de Samaipata y su entorno es alta debido a que es la única y más grande roca en el mundo tallada por el hombre y además fue habitada por cinco culturas en diferentes épocas.
Samaipata es también el ingreso al Parque Nacional Amboró, una reserva de vida natural donde aparte de la diversa flora y espectaculares paisajes, se puede ver fauna exótica y salvaje como pumas o al «jukumari», el mítico oso andino, entre otras especies.
Sin duda alguna, todo lo que ofrece Samaipata y sus cercanías te llena el espíritu y te deja con las ganas de regresar lo más pronto posible.