Mi paso por Praga fue corto pero intenso y esta historia demuestra que no todo es color de rosa cuando se viaja y que nunca está demás leer la letra chica.
Ahora que recuerdo lo vivido, me río, pero esas horas que pasé sola en un país con un idioma rarísimo y tratada de la peor forma por un inspector de la mafia rusa, fue una eterna tortura.
Después de un día maravilloso paseando en esta increíble ciudad llena de puentes y castillos, volví al hostal donde me estaba quedando para simplemente darme una ducha, cambiarme y seguir recorriendo la ciudad ya que era mi última noche. Estaba agotada de tanto caminar, así que tomé el metro, que hasta ese minuto no lo había ocupado, y por supuesto compre el ticket más barato de ida y vuelta.
El asunto es que ese ticket -que después sería una maldición-, se compraba en algo así como una máquina de bebidas, y yo olvidé leer y revisar ese billete por si había alguna letra chica, advertencia o regla, solo me subí al tren y partí sin rumbo porque tampoco sabía donde debía bajar. Finalmente el infalible arte de la expresión corporal y gestual hizo que una chica polaca me entendiera y me guiara dónde tenía que bajar, yo solo quería ir a sacarle fotos a los castillos y puentes que iluminados de noche son una maravilla. Me bajé, salí del metro, y ahí estaba el castillo de cenicienta en versión checa y como loca me puse a disparar con mi cámara.
Caminé un poco, me senté en una plaza a escuchar a unos músicos que estaban ensayando y me deleité con las hermosas melodías de los violines y acordeones en una sobredosis de melancolía. La batería de mi cámara murió y como el cansancio me superaba y debía estar despierta en unas 5 horas más para estar en el aeropuerto, partí de vuelta. Cuando llego a la estación donde debía bajar, ya cerca de las 12 de la noche, me llamó la atención la multitud de gente que había para salir de ahí, y claro, la salida estaba colapsada de policías y cobradores municipales revisando el ticket. Yo muy tranquila porque lo pagué y lo tenía conmigo en el bolsillo, lo mostré casi con orgullo y ahí comenzó la conversación más desagradable, con el hombre más pedante y violento del planeta en un inglés de la edad de piedra. Y el «diálogo» fue más menos así:
-Everything ´s ok sir?
(ya que él miraba el ticket y de vuelta me miraba con cara de “estos turistas idiotas”)
-Can you read?
-Of course sir (muy lady, pero con ganas de decirle en buen chileno «ooobvio po ramón»)
-But you didn´t read this (mostrándome el ticket)
-Sr. I pay my ticket, I don´t understand what´s going on.
-Ok, so you ´re stupid, you pay the cheapest ticket and you have to come back here one hour before…
(qué iba a saber yo que había un ticket más barato con límites de tiempo?!)
-I´m sorry, but I didn´t know…
-Yes, because you stupid…
(en ese instante la sangre me hervía y se me asomó la pluma de india chilena que llevo adentro)
-Plis a little respect ok?
Ahí, cuando le pedí un poco de respeto, mi tono ya no era tan sumiso…después pensé «uuuy me eché encima a este tirano nazi»…y me responde:
-Ok, you have to pay me right know 700 Kc!!
Yo no imaginaba cuanta plata era esa cifra y cuando me dijo que eran 50 euros no solo casi me caigo de espaldas, sino que además pasó por mi cabeza que hago ahora? si ando trayendo solo 7 ratones euros!!??
But, I don´t have fifty, I just have 7 euros.
-If you don´t pay me, you have to come with me to the police station.
-Whaaaaaaaat?!! (Fue todo lo que me salió del alma)
Sólo por un segundo pensé, esto es una broma para la tv nacional checa.
Mucha gente a mi alrededor estaba en la misma situación (turistas por supuesto) y mientras 2 policías se acercaron a decirle algo al cobrador del infierno, yo me di cuenta sin entender ni una sola palabra que los policías le estaban diciendo algo así como «tranquilo, no la trates así, se te está pasando la mano».
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
Yo abrí mi billetera para mostrarle que de verdad no tenía más plata, y me preguntaba: qué pasaría ahora? Pasaría la noche en un calabozo? perdería mi vuelo de la mañana siguiente por estar detenida dando una declaración como si fuese un delincuente? El tipo pide mi pasaporte que por supuesto no traía conmigo, así que le mostré mi carnét de identidad. Una turista española en mi misma situación, casi se me tira encima tratando de detener mi mano y me dice: «Noooo tía que no le pases tu identidad» y yo sin entender mucho me dije y ahora qué?! mientras el tipo se metía mi carnét en su bolsillo. Yo estaba asustadísima, no conocía las reglas de ese país, no sabía si eran corruptos aprovechándose del desinformado (y muchas veces pelotudo) turista, y por casi 15 minutos más seguimos con los dimes y diretes con aquel nazi desalmado.
Bueno, al final estos dos policías se apiadaron de mí, claro que no pudieron convencer al desgraciado ese que me liberara, así que tuve la idea de decirles a esos guapos ejemplares del cuerpo policial checo, que Hitler ya tenía mi identidad, y que por favor lo convencieran de que me escoltarían al hostal que quedaba a unas cuadras, buscaba la plata y volvíamos para recuperar mi carnét y de pasada pagar la maldita multa…Menos mal que aceptó, así que yo figuraba caminando por la calle y llegando al hostal tipo una de la mañana con un policía a cada lado…Fue muy bizarro, pero tuve la suerte de que estos 2 polis fueran muy amables conmigo. Así que volvimos al metro a botar una suma de dinero que me hubiese alcanzado para comer varios días y con una rabia la absurda suma de 50 euros y el nazi éste me devolvió mi carnét y me pasó un recibo que lo tengo pegado en mi bitácora como único recuerdo de la no grata experiencia. Hay que considerar que hoy 50 euros no es lo mismo que el 2011
Lástima que no quedaba batería en mi cámara de fotos, aunque no sé si en un momento así hubiera atinado a sacarla, pero tengo para siempre en mi disco duro de recuerdos la imagen mía con ambos polis a mi lado y la cara de cumpleaños sorpresa de la chica de la recepción de la hostal y otros viajeros que estaban ahí, que debieron pensar que debe ser normal que las chilenas salgan de fiesta con la policía.
Tras este acontecimiento, mi corta noche se redujo a solo 3 hrs de sueño, y al día siguiente dejé Praga para volar a Toulousse (sur de Francia) pero mi mochila no se quiso ir, y llegando a tierras francesas, me percaté en el aeropuerto que a todos los pasajeros del vuelo les llegó su equipaje…menos a miiii!!!
Pero bueno, esa es otra historia…y como dicen los franchutes: «c’est la vie» (Así es la vida!!)