Viajar por el mundo me ha permitido descubrir y practicar actividades que jamás hubiese conocido o realizado, si me hubiera quedado en la comodidad de mi casa.

Y hace 8 años atrás, en la que fue nuestra luna de miel de 2 años, aprendí a bucear en Tailandia (Ko Tao fue mi escuela y ahí saqué el PADI) y desde entonces, lugar al que voy donde haya vida submarina interesante, me meto al agua.

Y Centroamérica no fue la excepción. 

Mi viaje por Centroamérica fue uno de los tantos que hice sola por unos meses. Y la ruta consideraba Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Y justamente Honduras era mi blanco perfecto a la hora de bucear. Había escuchado de Utila en las islas de la Bahía, vecina de la turística y hotelera Roatán.

Y allá llegué, tras varios buses y ese ferry que va de La Ceiba a las famosas islas de la Bahía. Que si te toca como a mí, en plena tormenta, prepárate para dejar el alma ahí mismo.

Aunque a la semana siguiente, la isla sería azotada por el huracán Earl del 2016, me tocó una semana de días hermosos y de un mar calmo y con visibilidad increíble para el buceo.

Apenas llegué a la isla me fui al Paradise Divers que tenía buenas referencias y precios. Como por 10 dólares la noche tenía habitación (compartida) y buceo y cocina para prepararme mis comidas. Desconozco los precios actuales (Yo fui el 2016)

Si no es tu estilo de viaje y tu presupuesto es más generoso, o si buscas una luna de miel con buceo, tienes la isla de al lado, Roatán, con sus hotelazos y resorts de lujo.

Las islas de la Bahía hondureña es para todos los gustos y presupuestos.

Pero volvamos a Utila y al buceo. Porque, voy a ser honesta. Yo no le tenía mucha fe a Utila. Era mi paso para hacer un curso barato pero la guinda de la torta de mi viaje era Belice, país al que no pude ir por el huracán que dejó a ese país dado vuelta.

Playa principal de Utila.

Pero Utila superó totalmente mis expectativas.

Lamento no haber tenido entonces una cámara para grabar y fotografiar debajo del agua. Porque si no este post sería un festival de mantarayas gigantes, un tiburón lejano, muchas tortugas, peces extraños y coloridos, corales preciosos.

Pero si en Utila creía haberlo visto todo, mis últimos días en las islas de la Bahía, días después del huracán, me sorprendieron los tesoros que guardaban las profundidades de Cayos Cochinos, donde pasé 3 días conviviendo con garífunas.

Mama Lesbia era la matriarca de una familia que me recibió en Chachahuate, una de las pocas islitas habitadas de Cayos Cochinos. Nunca comí mariscos y langostas tan sabrosas gigantes y baratas. Y debajo del agua, sobre todo donde hay un barco hundido, vi mucho color y vida.

Los garífunas son una etnia que, según registros históricos, venían en barcos de esclavos desde África y uno de esos barcos naufragó en San Vicente (isla del caribe) donde éstos terminaron viviendo y mezclándose con los caribes nativos. Eso a grandes rasgos. Como para que te enteres de la existencia y proveniencia de esta etnia hermosa que me acogió como miembro de su familia.

Chachahuate, Cayos Cochinos. Una isla a la que le das la vuelta completa en 10 minutos. Tienes amaneceres por un lado y atardeceres por el otro.

Si vas a Utila o Roatán, no te pierdas ir a Cayos Cochinos, al menos por el día y a hacer snorkel.

Vas a amar a la comunidad garífuna, sus frutos del mar, su hospitalidad, atardeceres, precios, y como no, sus playas de infarto.