«Un mono vió un pez en el agua y lo sacó pensando que le salvaba la vida. El pez murió. Que importante es comprender el mundo del otro.»

Cada persona y cada pareja es un mundo diferente. Y bajo esa premisa, les cuento MI experiencia viajando sola, aún así teniendo marido, y cómo esa libertad de acción ha creado lazos más fuertes en nuestra relación, en vez de ponerla en riesgo, como muchos pensaban que llegaría a ocurrir.

Hace 12 años comencé una relación de pareja con quien hoy es mi compañero de vida. Hace 15 viví la embriagadora y adictiva experiencia de viajar sola por primera vez, vale decir, cuando conocí al amor de mi vida, ya tenía el bichito viajero metido hasta en las articulaciones. El día que iniciamos nuestra vida en pareja, él ya estaba al tanto de que al mes me iba por varios meses de viaje, que era una adicta al movimiento y que mi vida no iba a ser compatible con la de una persona que no puede vivir sin el otro. Pero pese a lo poco que lo conocía, mi intuición me decía que estaba uniendo mi vida junto a alguien de mente abierta y lo suficientemente seguro y evolucionado. Y llámalo suerte o destino, pero no me equivoqué.

Ambos creemos que estar en pareja no implica hacer TODO juntos. Pensamos que una pareja está compuesta por dos individuos, cada cual con sus propios sueños, gustos y miedos a trabajar. Y dejar de hacer lo que más amo -en mi caso: viajar- por adaptarme a otro que no te pudo acompañar por falta de tiempo o ahorros, me parece más delicado que tomar distancia un tiempo. Al final, tarde o temprano, en alguna discusión se sacará en cara la frustración de ese sueño inconcluso que desechaste por temor a perder o enojar al otro, y al menos yo, no me casé para ser la esposa que dependa de los planes de mi marido para viajar y cumplir mis sueños, esperando que algún día éste me «saque de paseo», como si fuese un perrito.

Creo que muchos confunden «libertad» con libertinaje, o como sinónimo de estar soltero. Y creo que también hay un concepto errado en pensar que necesitamos a otro para sentirnos completos y felices. Nacimos completos y nuestra felicidad proviene de nuestro interior y considero más egoísta esperar que otra persona llene nuestros vacíos en vez de hacernos cargo nosotros mismos de embarcarnos en esa búsqueda, aunque eso implique separarse físicamente por un rato.

Viajar solaNo esperes nada de nadie…Espera TODO de ti. (foto: Laguna verde, altiplano boliviano)

 

Dicho todo lo anterior, y sin creer ser la dueña de la verdad, sino más bien de MI NUESTRA verdad, te cuento a calzón quitao en este post:

Cómo ha sido eso de viajar sola teniendo pareja y cómo eso ha fortalecido nuestro lazo, en vez de ponerlo en jaque.

Aquí van los motivos por los que -repito, en nuestro caso- viajar sola y tomar distancia ha sido beneficioso en nuestra relación:

Independencia absoluta

El sentido de independencia no solo cobra vida durante el viaje en sí, sino antes que éste comience. Cuando sueño un próximo destino (que generalmente es un pedazo de continente, no un solo país) vienen junto a éste los planes de ahorro, y como nunca he tenido un trabajo tradicional y un sueldo estable a fin de mes, he tenido que apelar a mi creatividad, porque pedirle plata a mi marido o esperar a que él me pase una tarjeta de crédito, no está en mis planes. Y en este caso en particular, no sólo mi esposo siente una gran atracción por su pareja que es independiente en términos económicos; sino que ha sido tema de conversación con varios de mis amigos casados o con parejas estables que sienten gran admiración por sus compañeras, que salen con sus amigas sin pedir plata para el happy hour, se compran sus cosas y son dueñas de sí mismas… y por el contrario, muchos de ellos han terminado la relación por sentirse en algún momento el cajero automático de la relación. Después de todo, Amor es admiración y ni te explico lo que en mi pareja ha provocado el hecho de ver cómo me muevo por el mundo sin depender de nadie. Y nada en esta vida me ha convertido en un ser más independiente que viajar sola.

Viajar solaHazte un favor: sé feliz. No con nadie, sino contigo. Valora tu compañía. Un día entenderás que la ausencia de uno mismo es terrible (foto: Peyto Lake, Canadá)

 

Libertad de acción

Claramente va de la mano con el punto anterior: la independencia, pero aquí no me refiero a la financiera, sino a la libertad que te da un viaje en solitario. Viajar en pareja es maravilloso, o al menos lo fue en nuestro caso cuando nos fuimos 2 años por el mundo, pero nada te da mayor libertad de acción y de toma de decisiones que viajar sola. Si te gusta un lugar y te quieres quedar 2 semanas pegado, todo bien, no tienes que discutirlo con nadie, y, por el contrario, si no estás a gusto y te quieres ir al día siguiente, pues agarras tu mochila y partes donde y cómo se te da la gana. Los amantes de la fotografía somos más lentos que río de caca y solos, no estamos preocupados del otro que está echando raíces en la esquina mientras espera a que le saques la foto número 225 al pobre pájaro paparazzeado por ti. Y no sólo pongamos ejemplos de quien se fue de viaje, sino también de quien se queda. Se asume por normas sociales medias machistas que en casa hay ciertas cosas que las hace más una mujer como cocinar, hacer aseo o cuidar de los niños. Si es la mujer quien se va de viaje, el hombre se verá obligado a hacer esas tareas que no tiene incorporado en su rutina y tal vez se enamore de la cocina, como puede que odie hacerlo. En este último caso, ni te imaginas cómo te echará de menos y cómo valorará tu presencia en tu ausencia. Y por otro lado, él también tendrá la libertad, mientras no estés, de enfrentar la soledad y el aburrimiento, buceando en su creatividad y generando nuevas ideas y proyectos o bien, podrá al fin hacer todo eso que tenía postergado por falta de tiempo o ganas.

Viajar sola

Viajando sola Centroamérica, me encontraba en la que fue mi ciudad favorita de mi viaje. La foto que ven aquí arriba no la hubiese tomado de haber estado viajando acompañada. Cuando viajo conmigo tengo otros horarios y no me enrolla madrugar por estar en la calle fotografiando los reflejos en los charcos de agua que dejó la lluvia de la noche anterior. Viajando conmigo a veces paso de largo toda la noche escribiendo un artículo o editando fotos…cosas que no hago acompañada.

 

Ego, modo off

El ego suele tener una visión limitada de la realidad, y sólo acepta SU punto de vista, SU forma de entender el mundo, e incluso de amar. Le gusta que las cosas sean como uno quiere y no le gustan los imprevistos ni los cambios de planes. Bueno, sucede que viajando ocurre justamente lo anteriormente mencionado. Salir de tu zona de confort implica perder el control de las cosas, estás obligado a aceptar los imprevistos y cambios de planes como parte de tu nuevo cotidiano. Y viajando solo/a tienes que lidiar con todo eso sin ayuda de nadie. Cuando algo escapa de tu control o se sale del marco de lo que siempre consideraste «normal», es cuando realmente te conoces a tí mismo, descubres tus límites, creces y de pasadita, el switch de ese ego que todos llevamos dentro se apaga. Solos y en tierras lejanas no andamos por la vida queriendo demostrar ser capaces y nos olvidamos de la necesidad de agradar a otros. Somos nosotros mismos, frente a situaciones que jamás imaginamos que enfrentaríamos sin ayuda de otros y eso inevitablemente nos hace crecer, conocer nuestras capacidades, superar miedos y por ende,  te conviertes en una persona más completa. Todo ese crecimiento personal y empoderamiento se verá reflejado en tus relaciones, sobre todo con tu pareja, que al fin y al cabo es la persona con la que más tiempo y con la que más cosas a nivel personal y cercano compartes.

 

Sentirse completa y feliz depende de uno

Desde chicas nos invaden con mensajes lava cerebro que terminan autoconvenciéndonos que necesitamos a una pareja o a un hijo que nos haga sentir más mujer, más completas, más seguras y felices. Si hay algo que descubrí viajando sola es que jamás me sentí más mujer, más completa, más feliz y segura de mí misma que moviéndome en escenarios diferentes al habitual bajo MIS propias normas y MI propio ritmo. Tal vez por eso, esto de sentir la verdadera libertad de tomar mis propias decisiones, es que viajar sola es para mí, y para muchos, algo tan adictivo. Nadie dice que es fácil, viajar también implica enfrentar situaciones desagradables y descubrir cosas de uno que no siempre son de nuestro agrado, pero estoy segura que las experiencias incómodas son las que más nos enriquecen como persona. Y créeme, el día que te conozcas, te superes a tí mismo, crezcas y te aceptes con todas tus luces y sombras, sólo ese día llegará a tu vida alguien que te acepte, admire y ame de verdad y sólo así podrás tener un vínculo afectivo consciente y sano.

 

Enriquece TU mundo

Desde el instante que nacemos estamos acompañados. Primero de nuestra familia, después los amigos y compañeros de curso, nos hacemos grandes y vienen las parejas y los colegas de trabajo. Y sí, aunque suene cursi, es verdad que la vida y, sobre todo ciertos momentos, son más lindos cuando se comparten con quienes amamos… pero qué hay de tomarse un tiempo para (y por) nosotros mismos? La compañía de terceros hace que inevitablemente exista la influencia, las ganas de agradar, ceder y cambiar planes por el otro, e incluso viajando acompañados nos pasa: nos adaptamos a los demás o dejamos de hacer ciertas cosas en función de otro. Incluso nos venden que la soledad es algo triste, pero una cosa es estar solo y otra muy distinta es sentirse solo.

Aprende a encontrar en tu interior, la compañía que no te llega de afuera. No existe la soledad para el que está bien consigo mismo. (foto: Utila, Honduras)

En un viaje en solitario nos conectamos con nosotros mismos y estamos mucho más abiertos a conectar con otros también, descubrimos nuestro propio tempo interno, y tenemos la libertad de decidir qué queremos y qué no queremos, tanto en el viaje en sí como en la vida misma, y en ese viaje a tu interior surgirán preguntas que antes jamás te hubieses hecho y esas respuestas te convertirán en una persona más segura y más clara. Y no hay nada más atractivo que una pareja que sabe pa´donde va la micro. 😎

Además el viaje en solitario enriquece tu propio mundo, ya que tienes tiempo de sobra para explorar nuevos senderos. Yo en la rutina jamás me hubiera enamorado de la fotografía, de la escritura y del buceo, y gracias a esos viajes en soledad mi vida laboral tomó rumbos inesperados que hoy llenan mi alma y corazón.

Viajar sola

En las lagunas altiplánicas de San Pedro de Atacama, Chile.

 

Extrañar, el precio a pagar

Desde fuera se ve todo lindo, las publicaciones en facebook muestran como si la vida de los que nos pasamos viajando fuese perfecta, y de alguna forma u otra, sí, estamos viviendo la utopía de muchos: vivir viajando. Pero viajar tanto a veces es difícil porque también implica no estar para momentos importantes como el nacimiento de tus sobrinos o de los hijos de grandes amigos, matrimonios, enfermedades, etc. Y un viaje en solitario cuando sueles compartir 24/7 tu cotidiano con quien amas, implica echar de menos muchísimo, pero es el precio que al menos yo prefiero pagar, con tal de no ser una mujer frustrada, seguir mis sueños y vivir experiencias extraordinarias. Además, extrañar es bueno, ambas partes valoran la importancia que tiene cada uno en la vida del otro y sucede algo que sólo la distancia nos brinda y que puede ser tan maravilloso como peligroso: ponemos en nuestra propia balanza cuánto pesa ese amor.

Viajar solaAmar no es renunciar a tu propia libertad, es darle un sentido. (Emerald Lake, Canadá)

Que no te laven el cerebro los medios haciéndote creer que tu estado civil de soltera supone ser libre y el de casada es sinónimo de vivir encadenada… firmaste un papel, no una sentencia de muerte!!

Creo que lo que más rescato de ser mujer y viajar sola aún teniendo pareja es el empoderamiento que esto conlleva. Tras un viaje en solitario y tras superar todos esos obstáculos inevitables del camino, sientes que eres capaz de hacer cualquier cosa sin ayuda de terceros. Una mujer empoderada mejora su calidad de vida día tras día, siendo independiente y utilizando todas sus herramientas y recursos personales, como la autoconfianza, el reconocimiento de su libertad de expresión y de elección y eso sin duda es atractivo para quien decida compartir su vida contigo.

Ser pareja es compartir experiencias, pero es también regalarse momentos de soledad -ya sea leer un libro, ir a una clase de yoga, salir a comer o viajar con amigos- que son importantes para conservar la individualidad y crecer como personas, lo que inevitablemente enriquece la relación. Sólo un vínculo maduro se da el lujo de reconocer la libertad del otro.

 

Ni el amor es una jaula ni la libertad es soltería… El amor es la libertad de volar acompañados, sin dejar de ser uno. (foto: Rocky Mountains, Canadá)

Ahora, como dije al inicio de este post, cada pareja es un mundo diferente. Si bien algunos no pueden vivir sin el otro un fin de semana, otros pueden separarse físicamente por 6 meses, o tal vez, años. Para nosotros, nuestro límite son 2 meses, y no niego que es mucho tiempo, pero tampoco niego que a veces extraño tanto que me dan ganas de mandar todo lo que me queda de viaje a la misma mierda y tampoco te voy a mentir: si me dieran a elegir HOY entre ir con o sin él, tras haber viajado varias veces sola, y habiendo superado una luna de miel de dos años de bajo presupuesto + un viaje de 22 meses en furgo por toda Sudamérica, preferiría hacerlo de su mano. El punto es que si tengo un plan viajero en mente y él no puede por falta de tiempo/planes/ahorros, yo no tiraré ese sueño por la borda sólo porque él no me pueda acompañar. Suena egoísta, pero créeme, no lo es! Ya que en la medida que haga aquello que me hace feliz, también haré feliz a quien más me ama.

Viajar sola

Creo que todo depende de la relación y el estilo de vida que tengas. Porque si tuviésemos un estilo de vida más tradicional, con trabajos que sólo nos permitieran irnos 2 semanas de vacaciones al año, creo que nos haría mucho ruido mental tomar rumbos por separado. Y puede que en otras parejas esto no sea problema. Todas la opciones son válidas en la medida que AMBOS estén de acuerdo y no genere ni un tipo de rollos al respecto.

Me tiene aburrida que me pregunten  cómo mi marido «me deja» viajar sola. A lo que hoy respondo: «Síii, y no sólo me da permiso, además cuando me porto bien en casa, me abre la jaula y me deja correr libremente por el jardín»

Viajar sola

Y esa es la cara de la gente cuando les respondo eso.

Y tú, mujer de alas: Vas a unir tu vida con alguien que le baje los decibeles a tus sueños?